CELEBRACIÓN DE PENTECOSTÉS.
Martes 26 de Mayo, 2015
La comunidad Pradina, celebro con una Eucaristía en honor del Espiritu Santo en el gimnasio de nuestro establecimiento, este lunes 25 de mayo. Apesar del frío reinante, el calor de la comunidad católica se sintio en los cantos y alabanzas al Santo Espíritu.

El lunes 25 de mayo, celebramos Pentecostés, en el gimnasio del Liceo. Participaron todos los alumnos, con  respeto y entusiasmo.  La Misa celebrada por el Capellán del Colegio, padre Ivan Leig, con la compañía del Director de Pastoral, Don Marcelo Jara, y del coro integrado por los profesores de música, más el diacono  Juan de Jesús Osorio.

En la Eucaristía, se  invitó a reflexionar sobre los Dones del espíritu Santo, junto con sus definiciones, para  compartir en familia, a saber:

Los siete dones del Espíritu Santo pertenecen en plenitud a Cristo, Hijo de David. Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas.

Don de sabiduría.

 Nos hace comprender la maravilla insondable de Dios y nos impulsa a buscarle sobre todas las cosas, en medio de nuestro trabajo y de nuestras obligaciones.

Don de inteligencia .

Nos descubre con mayor claridad las riquezas de la fe.

Don de consejo.

Nos señala los caminos de la santidad, el querer de Dios en nuestra vida diaria, nos anima a seguir la solución que más concuerda con la gloria de Dios y el bien de los demás.

Don de fortaleza.

Nos alienta continuamente y nos ayuda a superar las dificultades que sin duda encontramos en nuestro caminar hacia Dios.

Don de ciencia .

Nos lleva a juzgar con rectitud las cosas creadas y a mantener nuestro corazón en Dios y en lo creado en la medida en que nos lleve a Él.

Don de piedad.

Nos mueve a tratar a Dios con la confianza con la que un hijo trata a su Padre.

Don de temor de Dios.

Nos induce a huir de las ocasiones de pecar, a no ceder a la tentación, a evitar todo mal que pueda contristar al Espíritu Santo, a temer radicalmente separarnos de Aquel a quien amamos y constituye nuestra razón de ser y de vivir.